El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo desde 1992, por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en vista de la necesidad de preservar el preciado líquido. En este contexto, Señal Memoria realiza un recorrido ambiental e histórico partiendo del origen de la festividad, el interés en este año frente al cuidado de las aguas subterráneas, y la situación actual del acuífero en el territorio colombiano.
El Día Mundial del Agua es una fecha proclamada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde el 22 de marzo de 1992, durante Conferencia sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, llevada a cabo en Río de Janeiro (Brasil), con el objeto de concientizar en el ámbito mundial sobre la crisis global del agua y la necesidad de buscar nuevas estrategias encaminadas a la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible No. 6: agua y saneamiento para todos, antes del 2030.
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Cada año la ONU asume diferentes objetivos cuya consecución pretende visibilizar la importancia de las fuentes hídricas. El año 2022 se enfoca en la importancia de las aguas subterráneas, definidas como aguas invisibles que se encuentran en los acuíferos, es decir, en las formaciones de rocas, arenas y gravas que contienen una gran cantidad de agua que se materializa en en manantiales, ríos, lagos y humedales que llegan a los océanos. Sus principales fuentes son las lluvias y la nieve que entran en el suelo y regresan a la superficie por medio de bombas y pozos.
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La importancia de las aguas subterráneas es inmensa, pues la mayoría de las zonas áridas del mundo dependen por completo de estas fuentes que se usan para el consumo, el saneamiento, la producción de alimentos, los procesos industriales y que, además, resultan determinantes en el funcionamiento natural de ecosistemas como humedales y ríos.
En el vasto laberinto hídrico mundial, Colombia cuenta con el 50% de los páramos del planeta y más de 700.000 cuerpos de agua como ríos, quebradas, caños y lagunas. Por esta razón, es significativa la privilegiada posición geográfica de nuestro país pues, además del sistema montañoso de los Andes, existen cuatro sistemas de drenaje: el océano Pacífico, el mar Caribe y los ríos Orinoco y Amazonas.
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A raíz de la abundancia de agua que tenemos, en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible nació el Ordenamiento del Recurso Hídrico, un instrumento de planificación que incide en la administración de las aguas continentales, fijando su destinación y uso —a partir de normas y condiciones del programa de seguimiento— para alcanzar y mantener los usos potenciales del agua y conservar los ciclos biológicos y el normal desarrollo de las especies de cada uno de los ambientes acuíferos nacionales.
No obstante, aunque existen mecanismos para preservar el agua, el cambio climático es una amenaza cada vez más grande ya que los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el metano y los clorofluorocarbonos, generan sequías, dada la alteración en el ciclo del agua, el deshielo de los glaciares, el aumento de la temperatura del agua, y la alteración en la composición química de los océanos. Para ahondar en esta problemática, el doctor Juan Alfredo Pinto —presidente del CINSET— explica cómo su organización asesora a pequeñas compañías en el uso responsable del agua.
Autora: Valentina Mena
