El Instituto Caro y Cuervo nació como dependencia del Ateneo Nacional de Altos Estudios, creado en 1940 por el entonces ministro de Educación, Jorge Eliécer Gaitán. Llevó el nombre no oficial de Instituto Rufino José Cuervo, hasta que el 25 de agosto de 1942, bajo la Ley 5 de ese mismo año, fue denominado Instituto Caro y Cuervo, en honor a Rufino José Cuervo y Miguel Antonio Caro. La entidad fue creada con el objeto de continuar con el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, estudiar las lenguas indígenas y difundir los estudios filológicos.
Parra, Iván Darío (Director). (2000). Aldea global [Caro y Cuervo]. Chía-Cundinamarca: Inravisión, Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX60-017099
Son múltiples las facetas que vale la pena rescatar en las distintas etapas de labor del Instituto a lo largo de ocho décadas. En esta ocasión queremos destacar el proceso editorial y las publicaciones más reconocidas de su producción bibliográfica.
La Imprenta Patriótica y el legado de la linotipia
La Imprenta Patriótica está ubicada en la Hacienda Yerbabuena (Chía, Cundinamarca), la cual pertenece al Instituto, y que fue concebida en función de la divulgación de la producción científica. Ha pervivido como un museo vivo que preserva el arte de la composición linotípica. Además, se ha transformado en un laboratorio de artes gráficas para investigadores y estudiantes del Seminario Andrés Bello. Los oficios ligados a la impresión de libros tuvieron importantes aportaciones y requirieron experticias lingüísticas, tipográficas e incluso paleográficas. Las ediciones bien cuidadas han sido el resultado del esfuerzo de varias generaciones de cajistas, correctores, linotipistas, fotograbadores, prensistas, tipógrafos, encuadernadores y editores, a lo largo de sus años de funcionamiento.
Ortiz, Maria del Rosario (Directora). (1998). Tras la huella del saber Capítulo 19 - Imprenta patriótica. Chía-Cundinamarca: Inravisión, Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX60-017077
Como se menciona en el anterior fragmento audiovisual, el Instituto conserva desde 1960 el sistema de impresión tradicional de composición caliente. Aunque se encuentra en desuso y ha sido desplazado por la impresión digital, no pierde la identidad que caracteriza cada ejemplar del sello editorial del Caro y Cuervo. En una edición artesanal intervienen muchas manos, procesos y revisiones. Para su confección se funden tipos de plomo (piezas que contienen los caracteres del alfabeto y los signos ortográficos) que configuran los lingotes de cada línea de texto que al llegar a 45 conforman una página. Se componen manualmente y sumados a otros tantos integran los pliegos y cuadernillos que se cosen a mano o en máquina, creando un bloque que tendrá un lomo en cuero o cartulina, armado también de manera artesanal y que se constituye en la materialización de un producto de investigación.
Antes de 1960, las publicaciones eran impresas con el apoyo de editoriales como Norma, Voluntad, la Imprenta del Ministerio de Educación Nacional, Litografía Colombia, la Imprenta Nacional, Editorial Kelly y la imprenta de los hermanos Arcadio y Jorge Plazas. El entonces director del Instituto, José Manuel Rivas Sacconni, gestionó la construcción de la imprenta en la sede científica, es decir, en la Hacienda Yerbabuena (comprada en 1955). A partir de ese momento se iniciaron las adquisiciones de máquinas e insumos para el montaje de un taller de impresión propio que vio la luz a finales de 1959. Allí se hicieron pruebas de impresión con papelería y tarjetería del Instituto. En marzo de 1960 se consolidó un equipo de operarios y linotipistas que cubrían todas las etapas de la producción editorial, desde la preparación del original hasta la encuadernación. La primera publicación fue el Anuario bibliográfico 1957-1958.
Tras una serie de modificaciones en infraestructura e instalaciones, la imprenta tuvo una nueva planta en 1965. Dos años después fue adquirida una nueva maquinaria, así como materia prima. En esta etapa se incorporó el empastado al proceso editorial. En 1978 se realizó un redistribución del espacio ordenando los equipos y siguiendo la secuencia del proceso editorial, estrategia que aceleró e hizo más eficiente la producción.
Arango, Mario (Director). (1999). Caja de cristal Capítulo 61 - Producción e impresión de libros. Chía-Cundinamarca: Inravisión, Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-005814
Como parte de las obras más emblemáticas de la producción editorial del Instituto Caro y Cuervo, cabe señalar el Boletín Thesaurus (1945), el Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC) (1982), La llave del griego (1987) de los padres Eusebio Hernandez y Félix Restrepo, la obra Sociedad y cultura (1987) de Jorge Eliécer Ruiz, Mitopoemas: cantares y fábulas de Yurupary (1987), de Héctor H. Orjuela, y el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana (1998). En el marco de esta conmemoración haremos referencia a tres de las más importantes:
Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana
Esta publicación fue uno de los motivos para crear el Instituto. Su artífice es considerado el primer filólogo colombiano, Rufino José Cuervo, que dedicó la última etapa de su vida al desarrollo de los dos primeros tomos publicados en 1953 y que sirvieron de base para la consolidación de la obra, la cual abarca ocho volúmenes. Fue publicada a mediados de la década de 1990. El diccionario tuvo una trayectoria creativa de 122 años y por esta razón el Instituto Caro y Cuervo recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1999.
Boletín Thesaurus
Creado en 1945 por José Manuel Rivas Sacconi, quien estuvo a su cargo durante sus primeros 45 volúmenes, la publicación se gestó como una revista científica de filología y contó con la participación de varios lingüistas y humanistas consagrados de la época, como el austríaco Leo Spitzer, el alemán Wilhelm Giese y el español Américo Castro, por mencionar algunos. De la nómina del Instituto también cabe destacar al director, el padre Jose Félix Restrepo, Pedro Urbano González de la Calle y Rafael Torres Quintero, entre otros.
Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC)
Esta publicación fue dirigida por el lingüista Luis Flórez y fue desarrollada por el Departamento de Dialectología entre 1959 y 1978, antes de su publicación en los años 1982 y 1983. Integrada por seis volúmenes a manera de cartografía del habla popular y orientada a la identificación del léxico, el vocabulario y la pronunciación de los hablantes colombianos en diversos contextos, la obra hace un recorrido por zonas geográficas específicas de las regiones Andina y Caribe e ilustra a través de mapas y gráficas el uso de palabras y expresiones.
Resulta fundamental valorar el quehacer editorial entendiendo su legado, recogiendo las huellas de precursores tanto en ámbitos de producción como en escenarios académicos. Hoy se honra la existencia del Instituto Caro y Cuervo no solo como entidad abanderada que conserva el patrimonio lingüístico y cultural del país, sino también como divulgadora del trabajo científico, protectora de oficios olvidados, e incluso como guardiana de nuestra identidad en calidad de hispanohablantes.
Autora: Alexandra Castro Suárez