Cultura y sociedad | Señal Memoria

Cultura y sociedad

Colección que agrupa los documentos relacionados con temas de interés general, expresiones artísticas, manifestaciones y producciones culturales originadas por los diferentes tipos de poblaciones en el país.

Icono pianístico del siglo XX, el canadiense Glenn Gould se opuso a la principal exigencia social que su profesión heredaba del siglo anterior, como era la de ser una figura pública, con un itinerario demarcado por las salas de concierto y un denotado papel como solista, ya fuera de cara a la masa orquestal o en solitario. Gould supo convertirse en una genuina superestrella justamente por renunciar a todo esto, creando a su alrededor un halo de misterio por sus excéntricas exigencias a la hora de grabar en estudio, sólo él ante el micrófono. Lo cual no significa que sus versiones de buena parte de la obra para teclado de Johann Sebastian Bach y de algunos compositores del siglo XVII no tengan bien merecido el estatus de culto que tienen hasta el día de hoy, porque efectivamente comunican algo único, con una convicción y una personalidad irrepetibles. La trágica muerte de Gould en 1982, a causa de un derrame cerebral, le dio el toque final a su leyenda.

Hay quienes consideran al bresciano Arturo Benedetti Michelangeli como el mejor pianista del siglo XX.

El compositor británico Gustav Holst encontró en el universo sonoro de Wagner un medio de expresión para sus inquietudes nacionalistas, metafísicas y filosóficas.

Tal vez ninguna figura de la música clásica haya incidido tanto en el pensamiento, la estética, la ideología y la política como Richard Wagner.

El sello Melodia nació como una empresa oficial del gobierno soviético, dedicada a la difusión de los artistas y el repertorio nativos. Con los años, este espectro se amplió considerablemente e incluso se volvió el difusor de celebridades occidentales del pop, como Abba y Bon Jovi. Esta, sin embargo, es una producción típica de su primera época: incluye dos cantatas escritas en tiempos de Stalin y concebidas con el fin explícito de celebrar su régimen. La Cantata para el Vigésimo Aniversario de la Revolución de Octubre, de Sergei Prokofiev, tan monumental en su concepción como de insólita inspiración musical, volvía líricos pasajes escogidos de Marx, Lenin y Stalin, adecuándolos para vastas fuerzas corales, orquesta sinfónica, conjunto de acordeones, altoparlante, sirena y locutor. Aún así, en su versión final algunos textos de Lenin tuvieron que ser omitidos para abrir campo a otros de Stalin. El sol brilla sobre nuestra madre patria es otra obra para fuerzas igualmente monstruosas, pero de una factura musical mucho más rutinaria. Fue compuesta por Dimitry Shostakovich en 1952 para festejar al propio presidente, quien previsiblemente se hallaba representado en el “sol” del texto.

Esta producción hace parte del ambicioso proyecto de grabación y publicación de las cantatas completas de Johann Sebastian Bach que adelantó en la época del LP el sello Archiv, filial de Deutsche Grammophon. La figura de Martín Lutero en la carátula y la dirección de Erhard Mauersberger, tenedor del cargo que alguna vez ejerciera el propio Bach en la iglesia de Santo Tomás en Leipzig, anuncian con particular eficacia la autenticidad de esta grabación, que contiene la cantata BWV 80, “Una poderosa fortaleza es Nuestro Señor”, basada en el himno luterano del mismo nombre, del cual se ha dicho que fue “La Marsellesa de la Reforma”.

Otros sellos que se especializaron en ofrecer repertorios tan atractivos como marginales a un costo razonable, fueron Vox y su subsidiaria Turnabout, este último, además, famoso por un diseño gráfico siempre cautivante e idiosincrásico. Un excelente ejemplo de su producción es esta curiosa y bella grabación del Conjunto vienés de mandolinas y guitarras. Como recurso para el uso en espacios radiales, a la carátula le fue añadida una anotación respectiva a los tiempos de duración.

El advenimiento del Long Play (LP) y su creciente circulación a partir de la segunda postguerra incidió particularmente en la ampliación considerable de la oferta y la demanda en el repertorio clásico. No sólo se hacía más atractivo consumir este producto (¡ya una sinfonía podía estar en un solo disco y no en cuatro o cinco!), sino que varios sellos con menos prestigio que los pioneros se especializaron en grabar obras hasta entonces poco conocidas de periodos escasamente explorados (por ejemplo, del barroco o la Edad Media, o al contrario de muy reciente composición), o en ofrecer repertorio estándar en la versión de intérpretes menos famosos que los de las grandes disqueras, pero muchas veces iguales o incluso mejores. El decano de estos sellos fue Vanguard, cuyas llamativas carátulas y series como “The Bach Guild” (“El gremio de Bach”) produjeron versiones que hoy en día son clásicas.

He aquí otro ejemplo de carátula genérica, con un verdadero clásico: la primera grabación, hecha en 1945, de la sobrecogedora Aria-Cantilena de la Bachiana Brasileira n° 5 de Heitor Villa-Lobos, a cargo de la soprano carioca Bidú Sayão y un conjunto de ocho chelos y un contrabajo, presidido por el violonchelista Leonard Rose. Dirige el propio compositor.