El día que Gabo voló más allá que los pájaros de la memoria

El día que Gabo voló más allá que los pájaros de la memoria

Ficha Técnica

Tema
Efeméride Gabo gana el Nobel de Literatura
Fecha de producción
Autor
García Márquez, Gabriel
Tipo de pieza
Audio
Soporte
Digital
Duración
00 : 02 : 33
Publicado el Lun, 21/10/2024 - 11:41 CULTURA Y SOCIEDAD
El día que Gabo voló más allá que los pájaros de la memoria

“Remedios, la bella, empezaba a elevarse. Úrsula, ya casi ciega, fue la única que tuvo serenidad para identificar la naturaleza de aquel viento irreparable, y dejó las sábanas a merced de la luz, viendo a Remedios, la bella, que le decía adiós con la mano, entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella”

 

En este fragmento de la Colección Literaria HJCK, Gabriel García Márquez, Gabo, en su propia voz, nos lee un pasaje de Cien años de soledad, la obra que catapultó su carrera y lo llevó a ganar el Premio Nobel de Literatura.

Para la gente de la antigua Roma, el corazón no solo se encargaba de bombear sangre; en él se guardaban los sentimientos y  recuerdos más preciados. De allí nace la palabra recordar, del latín recordari,  compuesta, además, por dos elementos: el prefijo re-, que significa "de nuevo", y cor, cordis, que significa "corazón". Por eso, recordari significa "volver a pasar por el corazón".

Volvemos a pasar por el corazón el día en que Gabriel García Márquez, al igual que Remedios la Bella, logró la ascensión perpetua, aquella que le permitió volar más alto que los pájaros de la memoria e inmortalizarse con sus letras. 

Un delicado viento de luz pasó por el teléfono en la casa de México el 21 de octubre de 1982 para anunciar su ascensión. Una llamada desde Estocolmo, temprano en la mañana, le trajo a Gabriel García Márquez la noticia que cambiaría su vida y la de Colombia también: había ganado el Premio Nobel de Literatura. Aunque ya le habían advertido de la posibilidad, por puro agüero solo se lo confesó a su esposa, Mercedes. Una vez colgó el teléfono, salió al patio de su casa en la Calle del Fuego, para que su hijo Rodrigo inmortalizara ese momento de satisfacción, Gabo, sereno, parecía fundirse con la luz, volar más allá de los pájaros de la memoria y hacerse inmortal.

Por: Nanjuly Perilla Santos

Fecha de publicación original Lun, 21/10/2024 - 11:41