El general Valencia Tovar mencionó cuatro momentos trascendentales para comprender la historia del Ejército Nacional de Colombia. Para él, uno fue la reestructuración del Ejército a principios del siglo XXI (1998). Este artículo presenta el contexto histórico que explica la situación del país en ese momento para así comprender las decisiones que tomó esta institución castrense al cambiar su forma de pensar y actuar ante la iniciativa de los grupos armados de la época. Para enriquecer este escrito, se aprecian algunos fragmentos del Noticiero de las siete N7, un documental sobre la Operación Odiseo (2011) y una emisión de Creer en Colombia.
Un denso contexto histórico
La década de los noventa se definió por el crecimiento militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). ¿Cómo lo lograron? Empleando las ganancias que recibían del narcotráfico para así financiar incursiones armadas a poblaciones alejadas y preservar el control de sus áreas estratégicas. Por otra parte, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) recurrió a la extorsión y el secuestro como su principal fuente de obtención de ganancias.
Ante este crecimiento, las Fuerzas Militares estuvieron bajo mucha presión y sufrieron duros ataques por parte de las FARC-EP como la toma de la base de antinarcóticos de las Delicias (1996); el ataque a la base de Patascoy, Nariño (1997); la embestida al pueblo de Miraflores, Guaviare (1998); la batalla de la quebrada El Billar en Caquetá (1998) y la arremetida a Mitú, Vaupés (1998), por nombrar algunos casos. En consecuencia, miles de policías y militares perdieron sus vidas y cientos de ellos fueron secuestrados.
Por otro lado, los ejércitos privados de las AUC aterrorizaban a los civiles con amenazas o, peor aún, cometiendo masacres en diversas poblaciones del territorio nacional con el único objetivo de imponer su influencia para alcanzar sus necesidades y beneficios: el control territorial para el cultivo, elaboración y transporte del alcaloide de la cocaína.
Durante esta expansión de los grupos armados organizados, varias poblaciones y bases militares fueron atacadas. De acuerdo con las estadísticas del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el periodo comprendido entre 1996 y 2002 fue el más violento y trágico en la historia para la sociedad civil colombiana: miles de civiles sufrieron hechos victimizantes como el desplazamiento forzado, secuestro, reclutamiento de menores, homicidios y violación de la integridad sexual.
La reestructuración del Ejército
Ante esta compleja situación, los gobiernos y las instituciones del Estado tomaron decisiones y diseñaron planes para afrontar estos desafíos y cambiar el rumbo de la guerra a su favor entre 1998 y 2002.
La primera decisión fue hacer una profunda autocrítica por parte de las Fuerzas Militares para comprender sus fallos y errores tácticos y operativos. ¿Por qué les estaban dando esos golpes? ¿Por qué les habían secuestrado tantos hombres? Se reconocieron los errores logísticos, las limitaciones tecnológicas y, especialmente, una falta de espíritu ofensivo por parte de los soldados.
A continuación, apreciamos dos notas de una emisión del Noticiero de las siete N7 que muestran la incautación de armamento, demostrando el aumento de las capacidades bélicas de los grupos armados, y otra sobre las reformas que se hicieron al área de inteligencia militar para que las operaciones fueran más eficaces.
En las imágenes aparecen los generales Fernando Tapias, Jorge Enrique Mora Rangel, Manuel José Sandoval, Rafael Hernández y el almirante Sergio García.
Orozco Tascón, Cecilia (Directora). (1998). Noticiero de las siete N7: 1983-2001: Emisión del 11 de agosto de 1998. Bogotá D.C.: Programar Televisión. Archivo Señal Memoria, BTCX60-064502.
Entonces, se resolvió que era fundamental crear una reestructuración institucional para cambiar el pensamiento de los militares y convencerlos de que era posible obtener la victoria a través de una férrea disciplina.
Además, esto acarreó la modernización en los equipos militares, la creación de planes tácticos para la protección de las principales vías del país (Plan Meteoro) y la fundación de unidades militares como la Fuerza de Despliegue Rápido (FUDRA) o los batallones contra el narcotráfico.
Adicionalmente, hay una emisión de Creer en Colombia que se enfocó en esta reestructuración y entrevistaron al comandante del Ejército Nacional, general Jorge Enrique Mora Rangel que resume los cambios para adaptar las tácticas de la guerra con el fin de combatir a los grupos armados y fortalecer la mentalidad de los soldados.
Creer en Colombia: Reforma del Ejército de Colombia. Bogotá D.C.: Ejército Nacional de Colombia. Archivo Señal Memoria, TDLR-DGW-091915-01.
Otro punto importante fue el Plan Colombia, un acuerdo político-militar entre Estados Unidos (EE.UU) y Colombia para combatir el narcotráfico. De acuerdo con el general Mora Rangel , se trató de una “feliz coincidencia”. Sin embargo, los Estados Unidos prohibieron el uso de helicópteros Black Hawk a menos que se tratara de una operación contra el narcotráfico.
Es decir, los norteamericanos aún no concebían la unión entre los grupos armados y carteles. Tras la captura de Fernandinho Beira-Mar (el mayor narcotraficante de Brasil en ese momento) durante la operación Gato Negro (2001), EE.UU. levantó la restricción.
Ahora bien, cabe preguntarse: si se hicieron estos cambios a las Fuerzas Militares, ¿Cómo se explica la política de paz del presidente Andrés Pastrana? El gabinete de Pastrana concentró sus esfuerzos en alcanzar acuerdos con las FARC-EP durante los diálogos en la zona de distensión, pero también reconoció la necesidad de modernizar a las Fuerzas Militares ante el crecimiento de los grupos armados organizados.
A continuación, se observa un discurso del entonces presidente Andrés Pastrana sobre la reestructuración del Ejército Nacional y la importancia que este tiene para la seguridad del país.
Orozco Tascón, Cecilia (Directora). (1999). Noticiero de las siete N7: 1983-2001: Rodrigo Lloreda comenta sobre una carta de las FARC-EP y discurso de Andrés Pastrana sobre la reestructuración del Ejército. Bogotá D.C.: Programar Televisión. Archivo Señal Memoria, BTCX60-064681.
Actualidad y desafíos
Después de las reflexiones críticas y las experiencias que aportó la reestructuración, las Fuerzas Militares introdujeron El Plan Patriota (2002), considerado el más importante conjunto de instrucciones estratégicas, tácticas y operativas desde el Plan Lazo en 1962.
Este plan obtuvo importantes resultados en el campo estratégico, táctico y operativo, haciendo que la marea de la guerra girara a favor del Estado colombiano: las AUC se desmovilizaron en 2006. Por otra parte, las operaciones militares generaron un retroceso significativo en los planes militares del ELN y las FARC-EP.
En otras palabras, en un espacio de una década, estos grupos armados que contaban con miles de integrantes se fueron desmovilizando, rindiendo o recibieron duros golpes estratégicos como la muerte o captura de algunos comandantes.
A continuación, se observa un fragmento del documental Operación Odiseo (2011) que muestra al excomandante de las Fuerzas Militares, el general Manuel José Bonnet explicando el debilitamiento de los grupos armados en la década de los 2000.
Dacol, Vladimir (Director). (2011). Operación Odiseo: Muerte de alias Alfonso Cano FARC-EP. Bogotá D.C.: Ministerio de la tecnologías de la Información y las Comunicaciones; RTVC Sistema de Medios Públicos,. Archivo Señal Memoria, DV-263845.
En conclusión, la reestructuración no neutralizó a los grupos armados en su totalidad, abrió las puertas a la transformación militar y cambió el curso de la guerra con resultados estratégicos y operativos exitosos. Así que la lección de esta etapa de la historia se resume en este lema: adáptate, planea y persevera.
Por: Jaime Cimadevilla Acevedo
