Ficha Técnica
Veintitrés años resistió el sueño del liberalismo radical, proclamado con la Constitución Política de 1863, hasta que la fragmentación interna del liberalismo, las presiones de la oposición conservadora, las disfuncionalidades de la carta política y su implementación, el enfrentamiento entre élites y el error político de no mediar con la Iglesia Católica, hicieron que el estruendo de la Guerra Civil del 85, junto a la consolidación del predominio conservador, despertara al radicalismo en una Colombia reticente a ciertas libertades.
La Regeneración, como alianza del gobierno en un principio liberal de Rafael Núñez y el conservadurismo, llegó para terminar con la Guerra y con el Olimpo Radical, período de sucesivos gobiernos liberales que encontró su culmen en la Constitución de Rionegro en el 63. Este nuevo período político centralizó el país y limitó o directamente eliminó varias de las libertades conseguidas hasta entonces; así se consolidó la centenaria Constitución del 86.
El proyecto de descentralización del radicalismo liberal, derivado en parte del reconocimiento territorial que significó la apuesta científica de la Comisión Corográfica, condujo a una pugna entre élites regionales y nacionales. El desarrollo de este enfrentamiento desembocó en la República de Colombia, proyecto centralista en reemplazo del federalista de los Estados Unidos de Colombia.
Como podemos observar en el siguiente fragmento de la nota audiovisual titulada Importancia histórica de la Constitución de 1863, la principal apuesta de esta carta política fue por las libertades públicas de expresión, pensamiento, culto, cátedra e imprenta y por derechos como la educación. Estas libertades de inspiración burguesa parecieran hoy inalienables, pero como lo demuestra la historia nacional su reconocimiento y protección no es algo garantizado, demandan una lucha constante y la existencia de condiciones políticas y económicas propicias.
Por: Camilo Fernández Jaimes