
Ficha Técnica
Cada 23 de abril celebramos el Día del Idioma Español. Es una oportunidad para enfocarnos en la segunda lengua con más hablantes nativos en el mundo. Más de veinte países tienen al español como idioma oficial, lo que ha generado diversidad en sus estructuras y vocabulario. La expresión oral da cuenta de ello y de la transmisión de saberes de generación a generación.
Por ser un país multicultural, la tradición oral en Colombia ha estado relacionada con indígenas, afrodescendientes y mestizos. Incluso, se han adaptado palabras de lenguas indígenas y africanas al español. Por mencionar algunas: guacharaca, chéchere, changua y mochila.
La oralidad en Colombia no solamente da cuenta de la diversidad en las palabras, también muestra las intersecciones entre sus pueblos. Los mitos y leyendas son una prueba de ello, pues se relatan en español historias que han sido transmitidas en otras lenguas del territorio. Además, las interacciones cotidianas muestran el mestizaje vivo en el idioma español. Por ejemplo, los culebreros (un tipo de vendedores) utilizan el don de la palabra para convencer a potenciales clientes de comprar sus productos. A menudo, esos artículos provienen de ungüentos o bebidas de origen nativo.
En el programa 5 maneras de reconocer a un colombiano se registró la labor de los culebreros paisas, quienes suelen vender plantas medicinales y mezclas para curar diferentes tipos de padecimientos del alma y del cuerpo. En el siguiente fragmento audiovisual se observa cómo la oralidad es fundamental para que este tipo de vendedores ejerzan su oficio en plazas y parques.
La oralidad es clave para el país, para sus memorias colectivas, para la pervivencia de sus tradiciones, para sus cotidianidades. Las expresiones populares no solo son interacciones, sino la muestra de identidades complejas y múltiples. Los dichos, los refranes, los chistes y las palabras que usamos en Colombia se suman a ese español diverso que presenta cambios constantes de nación en nación e incluso de región en región.
Por: Laura Lucía González Contreras