Ficha Técnica
En 1917 Marcel Duchamp presentó un orinal como obra en una exposición de la Sociedad Nacional de Artistas. Fue rechazado, porque, claro, ¿cómo se le ocurría al francés presentar un objeto de baño como arte? Lo tituló La fuente y, sin premeditarlo, se convirtió en una de las piezas artísticas más destacadas, incluso fue elegida como “la obra más influyente del siglo XX” en 2004. No es seguro si es de su autoría, porque algunas fuentes dicen que en realidad la hizo la alemana Elsa von Freytag-Loringhoven y que ella le pidió a Duchamp presentarla bajo el pseudónimo de “R. Mutt”. De quien haya sido, esta obra es también el símbolo del ready-made y del arte conceptual.
El ready-made es la manifestación de que los objetos de uso cotidiano, a veces un poco modificados, pueden ser piezas de arte. Otras de las obras de Duchamp que se enmarcan en ese concepto son Botellero (1914), un estante metálico para secar botellas; En avance del brazo roto (1915), una pala quitanieves; De punta en blanco (1915), un ventilador de chimenea; Peigne (1916), un peine para perros; entre otras.
Mediante esos objetos artísticos, el francés criticó el concepto de arte de su momento, indicó que no debía ser algo sacralizado, desafió las concepciones de estética y mostró que la conceptualización de la obra era más relevante que su aspecto físico. Sus obras pueden ser apreciadas en miniatura en una caja-maleta (Boîte-en-Valise), hecha por el mismo Duchamp, que tiene sus reproducciones. El magacín Culturama dedicó una de sus secciones en 2007 para hablar sobre este artista. En el siguiente fragmento audiovisual se habla sobre otras críticas que hizo este francés que nació el 28 de julio de 1887 y falleció el 2 de octubre de 1968.
Por: Laura González