Hay hechos que, en más de veinte años de conflicto, deben ser, si no analizados, al menos referenciados con relación a lo que significa “apoyar la democracia y los derechos humanos en todo el mundo”. En esto consiste entender el papel de Estados Unidos en Afganistán a partir de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001.
El 11 de septiembre de 2001 un grupo terrorista bajo el nombre de Al-Qaeda, liderado por Osama Bin Laden en Afganistán, llevó a cabo el mayor ataque terrorista jamás realizado en suelo estadounidense, cuyo resultado fue la muerte de más de 3.000 víctimas.
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Como respuesta, el Congreso estadounidense autorizó el 18 de septiembre de ese año la guerra “contra los responsables de los recientes ataques lanzados contra Estados Unidos”. Como dato anecdótico, la congresista por el estado de California fue la única que votó en contra de la guerra en Afganistán.
A partir de ese momento se libró una “guerra que sería global, abierta y podría durar mucho tiempo”, tal y como lo afirmó el presidente George W. Bush en su discurso a la nación, el 20 de septiembre de 2001. “La paz se logrará ayudando a Afganistán a desarrollar su propio gobierno estable. La paz se logrará ayudando a Afganistán a entrenar y desarrollar su propio ejército nacional. Y la paz se logrará con un sistema de educación para niños y niñas que funcione”. Propósitos nada fáciles de cumplir.
En ese momento la lucha contra el terrorismo cambió. Incluso Colombia se vió involucrada, pues en ese momento las FARC-EP fue un grupo que terminó incluido en un listado que hacía parte de la guerra global contra el terrorismo.
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Fueron cientos los hechos que a lo largo de más de 7.000 días acontecieron en Afganistán. Aún así solo se mencionan algunos que marcaron la guerra contra el terrorismo. En 2001 comenzaron los primeros ataques aéreos por parte de la coalición liderada por los Estados Unidos y las democracias occidentales, lo que terminó en una “victoria temprana” con la caída de uno de los bastiones talibanes.
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A principios de 2004 fue declarada la nueva constitución afgana, que tenía como principios la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, los mismos principios de la constitución de Estados Unidos. A finales del mismo año Afganistán eligió a Hamid Karzai como presidente del nuevo Estado para dos mandatos de cinco años.
Dos años después se comenzaron a implementar una serie de proyectos de reconstrucción del país. Sin embargo, los constantes combates no permitieron su adecuada ejecución y la tarea terminó en 2009 con la llegada de más tropas: 140.000 soldados, únicamente estadounidenses.
El 2 de mayo de 2011 el presidente Barack Obama anunció al mundo la muerte de Osama Bin Laden, después de diez años de persecución por parte de la CIA. La profesora Sandra Borda, en uno de los documentos de archivo de Señal Memoria, analiza lo que significó la muerte del líder talibán.
Calvas, Juan Pablo (Locutor). (2011). Reportajes Todelar. [P Periodismo de opinión]. Colombia: Todelar. Archivo Señal Memoria, TDLR-DGW-092108-01.
En 2014, con el fin de marcar un cambio con relación al papel de las fuerzas de la OTAN en Afganistán y cumpliendo con una de las promesas de campaña, Obama empezó a retirar soldados. Se anunció que quienes permanecieran en suelo afgano, únicamente desarrollarían actividades de entrenamiento y apoyo a las fuerzas democráticamente constituidas.
El retorno
En 2015 apareció un nuevo grupo terrorista denominado ISIS (Estado Islámico). Con una serie de ataques terroristas al parlamento, perpetrados en Kabul y otras ciudades importantes, empezó a desestabilizar a la naciente democracia de Afganistán, dejando un saldo de más de 45.000 muertos en las fuerzas de seguridad.
Con la conquista talibán de varios territorios a inicios de 2020 y la llegada de la pandemia, se tomó la decisión de firmar un acuerdo para llevar la paz a Afganistán, donde a partir de un cronograma se acordó retirar las tropas en un plazo de 14 meses. Este retiro empezó en el verano de ese mismo año y se extendió hasta el 11 de septiembre de 2021, exactamente 20 años después de los ataques a las torres gemelas en Nueva York.
Y ahora qué
Hace un año salieron de Afganistán las tropas de Estados Unidos y otros países aliados y el país se ha visto transformado, una vez más, en un refugio seguro de decenas de grupos terroristas, incluidos ISIS y Al Qaeda.
El esfuerzo dirigido a “democratizar” el país terminó cuando Estados Unidos salió. Sin embargo, desde la llegada en Kabul de los talibanes al poder, ningún país ha reconocido al nuevo Gobierno. De hecho, países como Rusia y Pakistán se han mostrado proclives a normalizar sus relaciones con el gobierno talibán.
El embajador de Irán en Colombia, en un programa que condujo Luis Guillermo Troya, el cual reposa en los archivos de Señal Memoria, mantiene una conversación sobre los conflictos entre Palestina, Israel, Afganistán y Estados Unidos a lo largo de la historia.
Troya, Luis Guillermo (Locutor). (2011). Noticias de Radio Nacional. [Periodismo informativo]. [Emisión 02 de mayo de 2011]. Colombia: Radio Nacional de Colombia. Archivo Señal Memoria, AD047465.
La situación interna de Afganistán no es fácil. La poca institucionalidad que existía colapsó y miles de personas han tenido que huir a países cercanos. Ni qué decir de temas relacionados con los derechos humanos. En un claro ejemplo de retroceso las mujeres volvieron a los roles y privaciones de otros tiempos.
Tal como lo confirmó el ministro de Educación de Afganistán cuando mencionó en una entrevista para un medio local que “no se permitirá a las niñas asistir a la escuela secundaria hasta que el próximo año se apruebe una nueva política educativa”.
Quienes gobiernan desde hace un año siguen una línea extrema de la sharia, o ley islámica, la cual prohíbe la televisión, la música, el cine, el maquillaje… y desautoriza a ir a la escuela a las niñas de diez años o más.
Los datos
A la hora de comparar la situación anterior a 2001 con la situación posterior a 2021, a partir de datos procedentes de varias agencias de Naciones Unidas procesados por la Universidad de Brown, se ha determinado que por causa de la guerra en Afganistán la inseguridad alimentaria pasó del 62% al 92%, la población de niños con desnutrición aguda aumentó del 9% al 50%, y la pobreza evolucionó del 80% al 97%.
Frente a los costos financieros, las cifras se salen de toda proporción. El Congreso ha dado cerca de un billón de dólares para la guerra de Afganistán (cerca de diez veces la deuda de Colombia) a lo largo de estas dos décadas. Hay proyecciones de la misma administración que indican que estaría cerca de los 2.3 billones de dólares, los cuales incluyen el gasto del Departamento de Estado para reconstruir y democratizar Afganistán y el gasto para los veteranos en el sistema de Asuntos de Veteranos.
Autor: Hugo Fernando Guerra