La identidad de un personaje histórico es un asunto de especial valor para una sociedad. Así como es necesario dar nombre por escrito a quienes han hecho contribuciones en la vida de un pueblo, la posibilidad de hallar la imagen de esas personas fortalece su lugar en la memoria colectiva. De ahí la importancia de que el archivo Señal Memoria identifique los rostros de algunas de las mujeres que conquistaron el derecho al voto para la mitad de Colombia. Entre otras, por fin vemos en pantalla a María Currea, Ofelia Uribe, Esmeralda Arboleda o Josefina Valencia.
Oficina de Información y Propaganda del Estado. (1954). Actividades nacionales: la reelección presidencial. Colombia: Odipe. Archivo Señal Memoria, C1P 243988-A
Dos mujeres se toman el Capitolio
En julio de 1954, cuando Rojas Pinilla celebraba un año del golpe que lo llevó al poder, contaba con una Constituyente a su medida que preparaba su ratificación en la jefatura del Estado. Sin embargo, importantes sectores de la dirigencia de los partidos tradicionales no lo apoyaban, por lo que era necesario atraer a nuevos grupos políticos. Al mismo tiempo, el movimiento feminista se hacía cada vez más fuerte tras casi tres décadas de lucha por los derechos civiles y políticos de las colombianas, mientras unificaba su demanda por el derecho al voto bajo la Organización Nacional Femenina. Así, las circunstancias permitieron que dentro de las 38 nuevas curules de la Asamblea Nacional Constituyente (ANAC), el general Rojas nombrara a dos mujeres: Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia.
El evento fue registrado por los noticieros cinematográficos de la época (la televisión recién fundada en Colombia aún no contaba con este formato periodístico, por lo que los informativos audiovisuales seguían siendo exclusivos de las salas de cine). Siete décadas después, podemos ver en pantalla la novedad que significó que dos mujeres tuvieran funciones legislativas y constituyentes por primera vez en la historia del país. Valencia y Arboleda allí se encuentran participando en las comisiones de estudio de los proyectos de acto legislativo en el Salón Boyacá del Capitolio y, posteriormente, votando la ratificación de Rojas como presidente en el Salón Elíptico junto con los más de 70 constituyentes. Aunque en este documento no se menciona, un mes después esa misma asamblea va a debatir y aprobar el derecho al voto de las colombianas, en el histórico 25 de agosto de 1954.
[Movilización de mujeres sufragistas y empleadas oficiales]. (1954). Colombia. Archivo Señal Memoria, F16MM 800065
Miles de mujeres se toman la Séptima
La conquista del voto femenino, por supuesto, no fue obra exclusiva de la mayoría masculina en la ANAC ni de la voluntad de un dictador, como tristemente lo repiten algunos setenta años después. Detrás de aquel acto hubo un proceso histórico de movilizaciones de lideresas de distintos orígenes políticos, aliados masculinos necesarios en las instituciones y, de manera decisiva, el apoyo de un grupo amplio de colombianas “independientes y valerosas”, como las calificaría poco después Josefina Valencia. Allí estaban las mujeres no solo en la política, sino también como forjadoras de la economía desde los lejanos tiempos coloniales y de la Independencia, como contribuyentes de la construcción intelectual de la nacionalidad y como trabajadoras esenciales de un país que en el último medio siglo había experimentado un feroz tránsito al capitalismo. El voto femenino era, así, una demanda de las maestras formadas en Colombia desde el siglo XIX, las universitarias que podían serlo desde 1935, las empleadas públicas que podían hacer parte del Estado desde 1936 y, en general, de las colombianas que ejercían casi todas las atribuciones de la ciudadanía desde 1945.
Allí radica el valor de este documento, en el cual miles de mujeres provenientes de todos los departamentos de Colombia marchan en Bogotá por la Séptima con destino al Palacio de la Carrera. Es posiblemente la marcha en la cual se celebró la aprobación del Acto Legislativo que logró el voto femenino en 1954, como consta en registros de prensa. Frente al palacio pronuncian sus discursos María Currea y Ofelia Uribe, dos lideresas históricas del feminismo colombiano. De igual forma, aparece el apoyo del gobierno a este avance histórico reflejado en quienes presiden la marcha: María Eugenia Rojas, por la Secretaría Nacional de Asistencia Social (Sendas), y la ex primera dama Berta Hernández de Ospina, para entonces presidenta de la Organización Nacional Femenina. Lamentablemente existen otras caras, quienes son mayoría en aquel balcón y aquella multitud, las cuales aún no hemos podido identificar.
[Posesión de Josefina Valencia]. (ca. 1955-1956). Colombia. Archivo Señal Memoria, F35MM 851225
Millones de mujeres se toman la historia
La marcha iniciaba con una misa en la Plaza de Bolívar, un eco del apoyo coyuntural que dio el Papa Pío XII al voto femenino en Occidente tras la Segunda Guerra Mundial y que en países de mayoría católica como Colombia contribuyó a ponerle fin a ese propósito aplazado por casi un cuarto de siglo y negado por destacados sectores del liberalismo y el conservatismo. Y ya cuando al fin las mujeres conquistaron la igualdad política de los hombres, era el momento de ofrecer a la sociedad gestos de aquel avance. Así ocurrió cuando Rojas Pinilla nombró a Josefina Valencia gobernadora del Cauca en 1955 y ministra de educación en 1956. El registro de uno de esos dos nombramientos figura en nuestro archivo, enriqueciendo el trabajo tan necesario de visibilizar eventos tan trascendentales en la construcción de una sociedad más democrática (“la más importante reforma constitucional después de la libertad de los esclavos”, la llamó Valencia por entonces en una conferencia televisada).
Hemos visto y vemos de muchas formas en pantalla a las sufragistas británicas, desde Mary Poppins de Disney hasta la celebrada película de Sarah Gavron. Pero al mismo tiempo, vemos muy poco de lo que pasó en Colombia y de quienes pasaron a la historia con igual valor que quienes promovieron los derechos políticos de la mujer en el resto del mundo. Aquí queda, pues, el hallazgo de tres documentos audiovisuales con los cuales desde Señal Memoria esperamos contribuir a hacer visible un pasado que en muchos sectores sigue siendo ignorado, entre otros motivos, por la falta de registros audiovisuales en dónde verlo identificado. Las sufragistas colombianas existieron, sí, existieron y lograron cambiar la historia. Una historia que hoy sabemos que fue documentada en imágenes y sonidos tan visibles como los derechos que conquistaron.
Autor: Felipe Arias Escobar