Ficha Técnica
Consumir ajiaco no es un acto cualquiera: es degustar tradiciones y fusiones. Las guascas, el pollo, el maíz y los tres tipos de papa son la muestra de cómo la gastronomía cuenta historias. En este caso, esta sopa amarilla habla sobre el mestizaje, pues algunos de sus ingredientes se encontraban en la América prehispánica, mientras otros fueron traídos por los españoles en las épocas de la Conquista y la Colonia.
Los ingredientes no han sido siempre los mismos. El nombre de este plato viene de la palabra ají, pero hoy es poco o nada el protagonismo de este pimiento en el ajiaco santafereño. También se ha cocinado con otras proteínas como la carne cecina y el pavo, por ello la sopa que se consume en Bogotá y Cundinamarca no es la única.
En el caso del ajiaco santafereño, se cuenta que se trata de la mezcla entre preparaciones de indígenas de los Andes colombianos y de la olla podrida, esa sopa “poderosa” que se ha cocinado en Europa durante siglos. Así, el plato que consumimos en la actualidad es uno de carácter mestizo que los habitantes de este territorio han acogido como suyo.
No existe una lista única de ingredientes ni una forma de preparación específica que se deba seguir en el caso del ajiaco santafereño. Por eso, no hay uno que sea más auténtico que otro, sino que cada familia ha identificado a qué debe saber este plato que suelen consumir en ocasiones especiales como la Nochebuena, la Navidad y las vísperas del Año Nuevo. En el año 2001, en el programa Diálogos de nación se mencionaron algunas de las características de esta sopa típica y una de sus tantas recetas.
Por: Laura González