Ficha Técnica
El dogma de la Inmaculada Concepción asegura que la concepción de María, madre de Jesús, pese a haber sido carnal, había estado libre de todo pecado. Esta creencia, propagada en América a partir del siglo XVI principalmente por la orden franciscana, generó muchas disputas entre esta comunidad y los dominicos, que rechazaban esta posibilidad.
A pesar de las diferencias ideológicas durante el periodo Barroco, la creencia en la Inmaculada Concepción fue declarada dogma de la Iglesia católica por el papa Pío IX en 1854. Esto no quiere decir que la Inmaculada no fuera venerada antes de este hecho. Todo lo contrario, los franciscanos y los jesuitas lograron crear en toda la América colonial y en particular en el Nuevo Reino de Granada una ferviente devoción a esta Virgen.
Iconográficamente se esculpieron o pintaron imágenes de María con una túnica blanca y un manto azul (ornamentado con estrellas) parada sobre una media luna, aludiendo a la descripción bíblica del capítulo 12 del Apocalipsis. Adicionalmente, se edificaron diferentes iglesias bajo la devoción de la Inmaculada Concepción, tal como ocurrió en la ciudad de Neiva, donde su catedral lleva el nombre de esta Virgen.
El programa Patrimonio de Inravisión y Señal Colombia visitó la capital huilense para explorar tanto el templo colonial, construido en 1630, como la catedral de la ciudad. En el primero de estos inmuebles aún se preserva una escultura de la Inmaculada Concepción, donde se aprecia a María en una media luna y en posición orante.
Esta devoción sigue vigente en la religiosidad popular y da pie a la celebración de la tradicional “noche de las velitas”, festividad que se lleva a cabo el 7 de diciembre y que da inicio a las fiestas navideñas en Colombia.