Durante el Frente Nacional el campo colombiano entró en crisis como consecuencia de los rezagos dejados por La Violencia y la reducción de su población. A esta situación respondieron los intentos de reforma agraria de los años 60 que fortalecieron el movimiento campesino e impulsaron la ilusión de la redistribución de la tierra. Este impulso cesó en 1972 con el Pacto de Chicoral, cuando el gobierno de Misael Pastrana Borrero (1970-1974) hizo del latifundio y la producción a gran escala el centro de la política rural, marginando al campesino raso, al colono y al movimiento agrario que se organizaba como nunca antes.
La reforma agraria del Frente Nacional
El nacimiento del Frente Nacional no solo significó la paz entre los partidos Liberal y Conservador, sino que también coincidió con un momento histórico: por primera vez la población urbana de Colombia superó a la rural (52 sobre 48 por ciento). La violencia bipartidista, que tuvo al campo como su principal escenario, aceleró aquel fenómeno que se venía desarrollando con el incremento industrial de los años 30 y 40.
Ante esta realidad, algunos sectores del Frente Nacional plantearon un desafío al establecimiento político: para que el país viviera en paz, no era suficiente una repartición de cargos públicos o que liberales y conservadores gobernaran en coalición, sino que también era necesario solucionar las tensiones sociales y económicas que se imponían en el campo, con consecuencias para todo el país. La continuación de una migración descontrolada a las ciudades y el surgimiento de las guerrillas inspiradas en la Revolución cubana, eran los reflejos más notables de esa situación.
Fue así como durante los gobiernos de Alberto y Carlos Lleras se establecieron intentos de fortalecer la economía rural mediante la Ley 135 de 1961 y la creación en 1967 de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC y el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria INCORA. Los propósitos principales de aquel impulso eran estimular la redistribución de la tierra y estimular la colonización de nuevas zonas productivas. Sin embargo, tales iniciativas chocaron con dos elementos fuertemente representados en el Congreso: los intereses de los terratenientes y la estigmatización de la Guerra Fría. Este bloqueo institucional derivó en una colonización campesina marginada, en zonas de frontera, sin acompañamiento efectivo del Estado y bajo la amenaza de unas guerrillas que se justificaban ellas mismas argumentando que las demandas sociales seguían siendo bloqueadas por el establecimiento.
Misael Pastrana Borrero. (1971). [Sobre la refoma agraria]. Extraido de: Discurso de inauguración del Museo Rolando [Palmira, Valle]. Colombia: HJCK. Archivo Señal Memoria, HJCK-DGW-073503-01-SER001CPTDGW
Hacia el Pacto de Chicoral
En la década siguiente los intentos de reforma agraria recibieron su estocada final, cuando el 60 por ciento del país ya se había urbanizado. El 9 de enero de 1972, representantes del gobierno de Misael Pastrana suscribieron con congresistas y líderes gremiales afines el Pacto de Chicoral, llamado así por la población tolimense donde se firmó. Con dicho pacto, el gobierno puso fin a las políticas sociales dirigidas al campesino raso, estigmatizadas como subversivas, reemplazándolas por el estímulo a la producción y el mercadeo a gran escala, a cambio de compromisos tributarios asumidos por los terratenientes.
Aquel viraje se desarrollaba en medio de intensos hitos históricos de la movilización social: el fortalecimiento del movimiento indígena con la creación del Consejo Regional Indígena del Cauca, las más numerosas movilizaciones estudiantiles de la historia y, por supuesto, la radicalización de un movimiento campesino que presionaba por materializar la política agraria de los años 60.
Instituto Nacional de Radio y Televisión - Inravisión (productor). (1973). [Sanción de la Ley 4 de 1973]. Colombia: Inravisión. Archivo Señal Memoria, F16MM 800116 CLIP 2
Todo lo anterior ocurría al mismo tiempo que surgía dentro de la ANUC una facción de detractores del gobierno, establecida en su congreso de Sincelejo en 1971. Este grupo optaría por una estrategia de invasión de tierras y terminaría en crisis por diferencias entre sus miembros y, especialmente, por el acoso de terratenientes, agentes del Estado y grupos paramilitares. Mientras tanto, con la Ley 4 de 1973, se ponía fin a la expropiación de los latifundios, se debilitaba el INCORA disminuyendo el apoyo a pequeños propietarios, y se nombraban funcionarios afines a la nueva política agraria. Poco después el narcotráfico haría presa fácil a la población afectada por los fracasos de la distribución de tierras y la colonización.
Autor: Felipe Arias Escobar