Ficha Técnica
Llega diciembre y cantamos. Cantamos villancicos, sin duda: Mi burrito sabanero; Tutaina y Los peces en el río son tan parte de la Navidad colombiana como los buñuelos y la natilla. También cantamos con Pastor López y Rodolfo Aicardi, creadores de himnos que vibran todo el año, pero que en su último mes cobran una fuerza particular. Cantamos en fiestas y novenas, en casa y en la calle. Llega diciembre y cantamos.
¿Y desde cuándo cantamos con ocasión de la Navidad? Pues casi que desde que nació Jesús, el suceso que celebra la Navidad. Como cuenta el periodista musical e investigador Juan Carlos Garay, en los tres primeros siglos después de Cristo se establecieron cantos propios navideños, protovillancicos si se quiere, con melodías preexistentes que venían de Oriente Medio. Los responsables de esta suerte de remix fueron los primeros cristianos, los maronitas. Los cantos eran sencillos y calmados, cantados en sirio y arameo, los idiomas de Cristo.
No todas las misas tenían instrumentos. De hecho, estos se destinaban únicamente a la Pascua y la Navidad. Tales cantos, como los de ahora, resaltaban la importancia de la Navidad, la felicidad de María por tener a Jesús en su vientre, la glorificación del hijo del Padre y el nacimiento de Jesús. Estas historias las conocemos porque las contamos colectivamente en novenas y cantos cada diciembre. De hecho, la Navidad es nuestra principal historia al ser un país con una gran población católica. Así, la música, desde hace dos mil años, ha cumplido la función de difundirla.
Para explorar esta historia de los primeros cantos de Navidad, escuchemos a Juan Carlos Garay hablar sobre Sor Marie Keyrouz, la monja libanesa que mientras hacía un doctorado en antropología religiosa en La Sorbona, en París, grabó en 1991 un disco de esos primeros cantos navideños.
Autor: Santiago Cembrano