En 1984 Colombia experimentó el glifosato. Comercialmente conocido como Roundup: El Noticiero de las Siete registró este acontecimiento que el Gobierno nombró la promesa para erradicar los ilícitos. En su tiempo llamado menos agresivo que el Paraquat, se ignoraban sus riesgos reales. Las imágenes mostraron al ministro de Justicia supervisando la fumigación, símbolo de una política que se expandió a coca, amapola y otros cultivos no necesariamente de estupefacientes. Décadas después, las memorias de esos informes revelan la ironía: los “riesgos mínimos” nunca fueron tan pequeños.